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El Vestíbulo de la Caja Negra
Como contar una Historia
La perpectiva secreta

Es inevitable la asociación del binomio Caja Negra con aquel de Cámara Oscura, o Negra. Ese mecanismo según el cual Canaletto "fotografió" Venecia, Varsovia durante el siglo XVIII. Lo cierto, es que todos confiamos en esos retratos, cuya fidelidad la asegura sólo la credibilidad en el ilusionismo perspectivo, porque en realidad poco podemos saber de lo que realmente él hizo o dejó de hacer en la construcción de sus "vedute". Entonces la cámara sería más bien el lugar secreto donde el pintor fraguó su pintura, lugar de los pasos tácticos necesarios para una estrategia prefigurada.

En cuanto al concepto Taller, acá se alude al conjunto de artistas que comparten un lugar de trabajo. Faltante, entre los faltantes, de nuestra historia del arte, es justamente la historia cuya necesidad se evidencia cuando, dejando de ser el espacio nuevamente compartido, aparece en su seno alguna idea programática. Pregunta insoslegable cuando precisamente el Taller de la Caja Negra se presenta buscando una diferenciación, instalando un tramado desde el interior de su cámara.

Legendaria es ya el recuerdo de la hermosa casa (ex residencia de Marcó del Pont) en Merced esquina Mosqueto, donde participaron varios componentes de la generación del ´50. En los años ´60 existió el Taller Mac-Iver y más de uno en Villavicencio y Lastarria, en el Barrio Bellavista también se podrían nombrar otros. De todas ellas nos quedará la duda de las probables coincidencias, o contradicciones de obra entre sus habitantes. Sin embargo la situación se complejiza con la aparición de los "Talleres Generacionales", como hemos calificado al ejemplo del Taller San Ignacio, durante su exposición en el MAC, del que podría ser su antecedente el Taller Chucre-Manzur. Más radicales resultan talleres como el O.I.L. (Oficina de Investigaciones Limítrofes), donde un acuerdo entre participantes permite incluso la edición de una importante revista, o también el Taller Santa Elena, que logra hacer funcionar un espacio de exposiciones. Tipología en la que se inscribe, siendo también anticipador, el Taller Caja Negra, y cuya determinante principal resulta el hecho inédito que implica esta organización, que aunque precarias, se plantean como mecanismos autosoportantes de la exhibición y promoción de sus trabajos

En los ‘80, el Loft Timer, en Nueva York anunciaba ya horarios de visita a talleres individuales, acción en la que se adivinaba un afán de evadir galerías y curadores de arte. En 1988 en Londres se organiza la exposición "Freeze", por un grupo de jóvenes, como un gesto optimista de rechazo al circuito de galerías y también en contradicción a la hegemonía pictórica de los ´80. La muestra que se instala precariamente, en un lugar habilitado por ellos mismos, compone hoy día la prestigiosa "Saatchi Collection". Es interesante contar que estos trabajos al alejarse de la neo-pintura dirigían una mirada a los años ´60 y ´70, buscando allí la que sería su propuesta.

Los Talleres de la Caja Negra poseen una larga historia; en los ´80, Andrés Venegas jugó allí un cierto rol lideral, que coincidía con su participación en la revista "El espíritu de la Epoca". Sin embargo parece que la llegada de los hermanos Bravo, que ocuparan estratégicamente un taller a la entrada (V. Hugo) y otro al final (Mauricio), significará un reconocimiento de lugar, que se manifiesta en obras de carácter experimental. Luego la incorporación de Montes de Oca nos permitirá, por su constancia objetual, confirmar un planteamiento alternativo a la situación de los ´80, haciéndonos dirigir justamente la mirada hacia la situación de arte en Chile de los ´70.

Sin embargo, aquello que nos obliga mayormente a reflexionar es la aparición de un sistema de gestión autosuficiente, determinado por un artista productor, que busca sobrepasar cualquier dependencia a sistemas de galerías, por generar ellos sus propios espacios, y que exhibe una capacidad de curatoría, que ha quedado demás demostrada, por ejemplo, por el mismo Montes de Oca ya en varias ocasiones.

El Taller Caja Negra se manifiesta en estos momentos con una capacidad de autogestión muy productiva, logrando ya el reconocimiento de su nombre. El estudio de los textos teóricos de este catálogo deberá ofrecernos un importante espacio de reflexión sobre estos cambios situacionales en la producción de este local. En buenas cuentas, abrirnos la posibilidad de destramar lo que esta Caja (Cámara) Negra (Oscura) se trama.

La presentación de la Caja Negra en el MAC se da en coherencia con nuestro deseo de dar cuenta de estas posibles nuevas direcciones en la producción de arte y abrir este caso la interrogante sobre la coherencia, a su vez, de estas acciones grupales y los cambios culturales de nuestro contexto.

Francisco Brugnoli
Director Museo de Arte Contemporáneo
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