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La caja Cámara Negra
Como contar una Historia
La perpectiva secreta

Un Estado inteligente debería
fomentar también un arte contrario
al oficial, para que éste no se adocene.
(Luis Oyarzún)


L
a Caja Negra no sólo vincula la realidad con la fotografía, además de ser un utensilio del mago. En la cibernética se utilizó inicialmente para entender una parte de un sistema, en que el conocimiento de su estructura y desenvolvimiento se podía adquirir a partir de reacciones producidas por señales introducidas en él.

Estas acepciones pueden aproximar a la Caja Negra, situada en Irarrázaval 2345, a la figura de un umbral, que desde hace 15 años viene siendo punto neurálgico dentro de los circuitos artísticos. Vestíbulo heterogéneo, organizado desde un ideario humanista, que fue cruce del arte postal en épocas de rigurosas fronteras culturales.

Zona indefinida entre el exterior, desde su lógica fraguada en la noción normativa del tiempo y el interior de una perspectiva de casaquinta con talleres erigidos al costado de su camino. Camino que conduce como una calle de otro tiempo a un extenso jardín. Jardín que no está marginado a la mera utilidad; lo que un paisajista denominaría cultura del abandono, naturaleza para si misma.

Por momentos es oportuno divagar en el espacio. No sólo para sensibilizarse

con un tiempo representativo, sino que para comprender la voluntad creadora que ejercita el artista, al margen de cierta frivolidad del mercado extra muros.

Todo esto corresponde al Espíritu de la Época, revista que aparece en el año 1984, cuyos iniciadores (egresados de la U.C., egresados de la U.CH. y otros) convierten los Talleres Caja Negra en un proyecto, en que paralelamente se desplaza el café-concert del Campus Lo Contador a Irarrázaval por el eje de Pedro de Valdivia.

Anamorfosis y memoria

´La necesidad de dignificar el empobrecido medio; el deterioro de la capacidad crítica e interés intelectual de una vasta generación joven; el reemplazo de valores consistentes por otros pasajeros, superficiales y nefastos; el desinterés por la verdad, por el universo, por la cultura de la humanidad`, eran alguno de los puntos que desataron el ejercicio crítico de la edición, manteniéndose hasta el año 1988. En las entrevistas y en los artículos de refleja el espíritu de artistas e intelectuales que debaten por valores humanistas y democráticos en torno a la universidad y a la sociedad. Una pertinente relectura de entrevistas realizadas a Fernando Castillo Velasco, Martín Hopenhayn y Francisco Brugnoli ahí mismo; en fin, un repaso

general de las diez ediciones, podrían ayudar a combatir el actual "alzheimer" nacional, aquella extraña memoria anamórfica.

Los Talleres Caja Negra fueron en un momento eje de diferentes ediciones en poesía y narrativa, aparte de los catálogos que fueron surgiendo paralelamente a las exposiciones de sus integrantes, en que algunos de ellos fueron curadores y críticos de las muestras. La Caja Negra no es una escuela. Es un lugar de "póiesis cultural" como lo denomina uno de sus antiguos fundadores, Fernando van de Wyngard.

Es propicio que esta vez Caja negra se vierta hacia el exterior, a través de la producción de 16 artistas en el Museo de Arte Contemporáneo, en momentos que en ésta se genera una inflexión interna hacia una corporación. Corporación que abordará un nuevo cuestionario estético, marcando su impronta desde la Caja Negra.

Ricardo Loebell
Curador y Académico
De Filosofía y Estética